La decoración no tiene límites. Y los materiales que emplear tampoco. Hemos hablado de vinilos, de paléts… pero nunca hasta ahora del cuero. Es uno de los recursos más empleados y no sólo para ropa sino para adornar o forrar algunos objetos de nuestra casa.

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Agrada por su aroma, pero también por ese toque de distinción y elegancia que otorga a la estancia en la que se encuentra. Son suaves y cálidos, pero ante todo fáciles de limpiar cuando una mancha aparece en ellos. Sólo serán necesarios una bayeta y agua.

Uno de los lugares donde más suele encontrarse este material es en los sofás. Con todas las características anteriormente descritas, contar con este tipo de piel en ellos es garantía de tener mueble durante muchos años. Ni las manchas de comida, o los “garabatos” de los niños pueden hacerles perder su aroma, su tacto, su color.

Otra de las estancias que suele contar con este material son los despachos y oficinas. Su tacto y olor les da elegancia y respeto a unos lugares donde se suele recibir a personas importantes y en los que se debaten asuntos cruciales.

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Hablemos mejor de la decoración para la casa. El cuero es una piel cara de comprar y más si pretendas adquirirá con el sofá incluido. Si eres manitas, lo mejor será que por un lado tengas el cuero y por otro el sillón. Ponte manos a la obra y diseña tu propio mobiliario. ¿Cómo? Primero retira el tapizado que ya tienes en tu sofá . Una vez tengas todo el sofá desmontado, llega la hora de tomar medidas para el cuero. Las telas retiradas pueden servirte de referencia para el que será próximo tapizado de tu sofá.

Deberás seguir el siguiente orden. Primero la parte baja (el asiento), después los cojines, los brazos y el respaldo. Ten siempre a mano grapas de sobra o tachuelas si quieres darle un toque más gracioso a tu sofá.

Como ves tener un sillón de cuero no es nada complicado. Sólo tienes que comprar los materiales y ¡manos a la obra!