Esto es lo normal, los niños juegan y trastean, pero para intentar que les resulte más fácil organizar sus cosas, algo que no garantiza ni mucho menos que lo vayan a hacer, vamos a ofrecer una serie de consejos y trucos de almacenaje para que al menos lo intenten.

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Ponte en su lugar

Hay que tener en cuenta que el mobiliario no está pensado para los niños. Su tamaño y fuerza hace que les sea muy difícil usar puertas que se resistan, llegar a cajones y perchas, o ordenar sus juguetes en estanterías. Para facilitarles las cosas es recomendable colocar cajas a nivel del suelo sin tapa para guardar ropa interior y juguetes, bajar la barra del armario y quitarle las puertas en caso de los niños más pequeños.

Colocar algo tiene que ser más fácil que sacarlo

Ésta es una de las reglas de oro de la decoración infantil. En muchas ocasiones las manos pequeñas de los niños no pueden volver a colocar objetos en su lugar de origen, algo de lo que se suelen dar cuenta una vez sacado, por lo que si éste es difícil de sacar el niño se lo pensará antes de hacerlo, evitando la acumulación, y facilitarles su posterior colocación les quitará la excusa de no poder hacerlo.

Organiza de abajo a arriba

La baja estatura imposibilita a los niños el acceso a espacios altos, por lo que si queremos que ellos organizan sus cosas será necesario ponérselas al alcance de sus manos.
Por supuesto no todo puede estar a su altura, al menos en casas normales donde el espacio es limitado, por lo que habrá que seleccionar, dejando para la parte más alta las cosas de un menor uso, como la ropa que no vaya a ser usada en un tiempo, como abrigos, gorros, etc. durante el verano; y dejando lo más utilizado en las partes más bajas.

Ayúdales a crear y mantener una rutina

Algo que suele desconcertar a los niños y que provoca que dejen de ordenar es la facilidad con la que se desordena una habitación, ya que el niño se esfuerza en recoger y al poco tiempo ve como su esfuerzo a sido en vano sin darse cuenta. Para evitar la frustración lo mejor es implantar una rutina para que se organicen, evitando así que se acumulen las cosas y que la recogida sea más laboriosa, por lo que el niño no querrá hacerla, creándose una espiral infinita. Si logras que, por ejemplo, hagan la cama por la mañana, y recojan la habitación a la noche, la habitación se mantendrá más o menos organizada todos los días evitando acumulaciones.

Etiqueta todo

Colocar etiquetas con imágenes o con las palabras no sólo ayuda a los pequeños a saber donde debe ir cada cosa, también es posible hacer de la actividad de recoger un divertido juego en el que deben hacer coincidir la etiqueta con lo de dentro, convirtiendo algo que no les gusta en una diversión momentánea.