El dormitorio es la estancia más íntima de un hogar, es esa parte de nosotros que decoramos a nuestro gusto para que sea más fácil conciliar el sueño. Además del mobiliario, las paredes y la ropa de cama, debemos prestar atención al cabecero, ya que es la parte en la que se centra la mirada cuando entramos en la habitación.
El abanico de posibilidades para personalizar este apartado es muy amplio. Antiguamente se estilaban las composiciones que abarcaban toda la cama en madera o hierro, pero poco a poco ha ido cayendo en desuso a medida que el minimalismo se ha ido extendiendo. De esta manera, se han buscado otros modos para decorar la parte alta de la cama. La gama puede ir de tablones de madera, acolchados de distintos tonos o pequeñas repisas sobre las que colocar algunos enseres. Sin embargo, una gran opción son los murales.
Los murales aportan un toque distinguido, moderno y muy elegante. El contraste que provocan en la mirada del espectador hacen de él una de las mejores opciones. Dentro de estos, existen diferentes modalidades.
Una de ellas es situar un gran paisaje que signifique algo para nosotros, que nos ayude a dormir o que nos evoque a algo que recordemos con buena estima y podamos descansar más plácidamente. Otra opción es seleccionar una gran foto artística, de un momento importante en nuestra vida o de algún personaje famoso que contribuya a adornar aún más la habitación.
Si no eres capaz de elegir entre las múltiples fotografías porque no sabes si terminarás agotado de verla, puedes seleccionar un papel pintado con algún motivo o figura y ocupar toda la pared. Esta contrastará con el resto de tabiques conformando una estancia personalizada y muy especial.