La nueva tendencia en interiorismo es el diseño contemporáneo. Es la conclusión que se puede extraer de un fantástico artículo de The New York Times, en el que la taxidermia ha quedado en un claro desuso dando paso a motivos más claros y luminosos. Las paredes ya no tienen esos tonos oscuros y grandes figuras de animales, sino que se busca una aparente sencillez, con tonos suaves que provocan un estado de relajación en el espectador.
No cabe duda de que las tendencias son muy cambiantes. Por eso, ese estilo de un nuevo vintage ha quedado relegado; en gran parte, por la subida de los precios de artículos que daban la sensación de mal estado o que eran de segunda mano. Ese ambiente decorativo de los antiguos clubs de los Estados Unidos ha desaparecido, poniendo la vista en la California de los setenta, en ese método en el que reina el color blanco y no abundan los alardes.
Sin embargo, no se debe confundir con el minimalismo, ya que no reduce la decoración tanto a lo esencial. En este diseño contemporáneo tienen cabida muchos elementos que a pesar de su aspecto sencillo no suponen renunciar a los adornos. Un ejemplo claro son los diseños de Bower, con un diseño limpio y relajante que únicamente transmite paz.
La influencia escandinava tiene una gran presencia en este estilo, pues en los países nórdicos se necesita dar luz al hogar ante la falta de iluminación exterior en gran parte del año. Los tonos blancos de techos, paredes e incluso suelos, se combinan con elementos plateados o de colores muy vivos, en pequeños toques y bien distribuidos, para divertir la vista de los inquilinos y a la vez disfrutar de esa paz y relajación que ofrece un diseño más claro y más limpio.